¿Qué hacer, cuando no sé qué hacer?

 



-   ¡Simple! No hagas nada. - ¡Cómo! - ¡Como me pides que no haga nada! - Si me urge resolver esta situación angustiante.

-      Porque te va a causar mas ansiedad. Deja que todo fluya, pide dirección a Dios, y Él obrará.

-      En  este episodio, hablaremos de por qué esperar con quietud, a que las agitadas aguas de tus pensamientos y emociones, se calmen y cómo lograrlo.

Para tu tranquilidad, te comparto lo que dice Eclesiastés 3:1 “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”. ¿Qué significa esto? ¡Es una promesa! Esperar en Dios no es lo más fácil, pero si es lo más seguro. Dios conoce tus necesidades (de salud física y mental; tus necesidades espirituales, financieras, emocionales, laborales, etc.). Él las suplirá, solamente cree y espera. Y mientras esperas, no desesperes.

Lee conmigo lo que dice S. Mateo 6:25-34 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

Parece sencillo, este pasaje bíblico, pero sé que ahora mismo te estarás desesperando, pensando que tienes que esperar. Y si, no es fácil desarrollar una actitud de espera en situaciones difíciles, porque el ser humano es impulsivo por naturaleza y queremos resolver todo por instintito, mas no por voluntad divina. ¿No crees que es un buen momento de pedir dirección y permitir que Dios tome el control de tu situación?

Esperar nunca va a ser fácil, pero podemos hacer llevadero el proceso de espera. ¿Cómo? Debo decir que es para valientes: Ora, alaba, ayuna y repite. Ora, alaba, ayuna y repite. Las veces que sean necesarias, hasta que consigas paz en la tormenta.

Otro gran consejo, es que, si no congregas en ninguna iglesia busques una. Pide a tus pastores cobertura y empieza a caminar por fe. Y pronto verás la victoria.

No es lo mismo, un soldado que un ejercito en la batalla. Pastores y lideres tienen el conocimiento, la experiencia y la unción para ayudarte a desarrollar: poder y dominio propio (2 Timoteo 1:7).

Si te gustó este mensaje, compártelo. Que Dios bendiga tu vida ricamente. Que su gracia y su misericordia sobreabunden sobre ti y sobre toda tu familia.  ¡Nos vemos en una próxima oportunidad!

¡Saludos, Andrea!

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