PAZ EN TIEMPO DE CRISIS





Juan 14:27
La paz os dejo, mi paz os doy, YO NO LA DOY, COMO EL MUNDO LA DA.
No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

En un solo versículo encontramos dos promesas. La primera promesa va dirigida para todos los  corazones atribulados, en tiempos de COVID. Fíjese cuando dice: La paz os dejo, mi paz os doy. No habla de una paz a futuro, habla de que ya tenemos de su paz. ¿Qué debemos hacer? ¡Tomarla!
La paz empieza cuando empiezas por poner tus cargas, ansiedades y preocupaciones en manos de Dios. ¿Qué dice Mateo 11:28? Vengan a mí ¿Pedro, Juan, Pepito? No, dice: todos, TODOS, ustedes que están cansados y cargados, y yo les daré descanso. Nos dará qué: DESCANSO. ¿Entonces en quién descansamos? En Dios. Por favor hermanos, hermanas, repítanse esto en su cabecita hasta que forme parte de sus pensamientos cotidianos.

Por eso cuando vengan las tribulaciones, las aflicciones, usted recuérdele al enemigo, que todo lo que pueda atemorizarle, se lo ha entregado  Dios, que su Dios, es mas grande que cualquier problema y que no está sola, ni solo; ¡ah! porque es otra mentira con la que pretende engañarnos. No estás solo, ni sola, en medio de la tribulación o no, el ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende. Salmos 34:7 Anótese ese misilaso para cuando le lleguen los ataques.

La segunda promesa: No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Entonces ¿a qué le temes?

¿AL contagio? Pero qué dice el Salmo 91 El Señor te librará de las trampas del cazador; te librará de la peste destructora. Caerán mil y diez mil, pero a ti no te alcanzará la mortandad. Entonces si dice que no te alcanzará. Ten fe, que no te alcanzará. 

¿A que le temes? ¿A la falta de provisión? Pero ¿qué dice Mateo 6:26? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¡Amén!

¿A que le temes? ¿A la muerte?
Filipenses 1:21 dice:
Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Vivimos repitiéndolo, pero si aún así, tienes miedo, entonces no has comprendido el significado.
Así mismo, si no puedes decir como lo dijo el apóstol Pablo en 2 Timoteo 4:7.8. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará Él.
Si sientes miedo, por favor ora y encuentra tu propósito, no seas calienta asientos, cristiano teórico, siervo mediocre, soldado cobarde, porque Dios no nos quiere ni tibios, ni fríos ¿sabes por qué? Porque nos vomitará de su boca. Así dice el Señor en Apocalipsis 3:16  y porque no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por favor, no avergoncemos a nuestro Dios, ni hagamos que sienta vergüenza de nosotros. Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este tal el Hijo del hombre se avergonzará cuando viniere en su gloria, y del Padre, y de los santos ángeles. Lucas 9:26 ¡Conste, estamos advertidos!
Así que dale más razones a Dios para seguir dándote la oportunidad de continuar en este mundo, porque a la higuera que no da frutos, Él la cortará.

Ahora bien, es importante y urgente, que eliminemos los obstáculos que nos impiden disfrutar de la paz que el Señor nos da en Juan 14:25
1        1.  Falta de fe
El campo de batalla del enemigo es nuestra mente, y el enemigo va a atacarnos en nuestras debilidades. El enemigo no ataca a ciegas, primero estudia al adversario. Por eso el cristiano sabio se examina para equiparse con aquello que le falta para la batalla. Los soldados de Jesucristo estamos dotados de las armas espirituales necesarias para el combate.  Digamos como Juan el bautista: Señor, es necesario, que Tú crezcas, y que yo mengüe. Porque por su gracia, su poder se perfecciona en nuestra debilidad 2 Corintios 12:9.
Por lo tanto, nuestra lucha no es contra carne ni sangre, sino contra ¿quién? contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 
¿Y cómo los combatimos?
Efesios 6:16-17 dice: Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Únicamente así es posible que los hijos de Dios no seamos derrotados
Así que cada vez que sienta temor, terror, miedos, dudas o preocupaciones, recuerde que la fe es la certeza de lo que se espera, y la convicción de lo que no se ve. ¿Usted lee o escucha un quizás se cumplirá? Pues no. Dios no usa términos medios. Por lo tanto lo que promete cumplirá.
Recordemos: somos soldados de Jesucristo, vivimos a diario una guerra espiritual, es mejor que el Espíritu Santo more en nosotros, porque solo así podremos experimentar paz.
2.    Falta de oración
Cuando oremos apropiémonos de las promesas, son nuestras desde que nos hemos constituido en sus Hijos. Dios nos las ha regalado, pero necesita que primero las crees y luego las reclames.
3.    Falta de santidad:
Para que nuestras oraciones sean escuchadas y las promesas de nuestro Padre sean cumplidas en nuestras vidas, debemos ser aceptos delante de la presencia del Señor.
Juan 9:31 dice: Sabemos que Dios no oye a los pecadores ¿a quiénes no oye? repita por favor: a los pecadores; PERO, es un gran pero; pero si alguien teme a Dios y hace su voluntad, a éste oye. Un gran ¡AMÉN!
Así que, como tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, para completar en el temor de Dios la obra de nuestra santificación. 2 Corintios 7:1

Es necesario que nos examinemos, que restauremos las áreas que sean necesarias pidamos al Espíritu Santo, aquel o aquellos pecados que nos negamos a reconocer, y abramos camino a nuestra oración, para que sea escuchada.

Saludos cordiales de su hermana en Cristo,
Andrea Villacrés
¡Que Dios nos bendiga!

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