RECONCILIADOS CON DIOS



Reflexión
Imagina dos amigos que tienen una discusión. La relación no es la misma, se produce una ruptura y un gran distanciamiento. Tal distanciamiento sólo puede revertirse a través de la reconciliación.
Oración
Padre amado que estás en el trono de los cielos. Me dirijo a ti, para darte gracias por un día más de vida, y por la oportunidad de conocer más de ti a través de este espacio. Dame sabiduría, para poder entender lo que me quieres decir hoy. Te lo pido en el nombre de Jesús.
Amén

2 Corintios 5:18-19 dice: “Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”.
La humanidad es la ofensora desde el inicio de la creación, cuando nuestros primeros padres Adán y Eva pecaron; desde entonces todos los descendientes somos considerados pecadores y hemos sido destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3.23).
Es así que la humanidad en su característica autosuficiencia, terminó rebelándose contra Dios, dando como resultado, la separación de Él. Esa separación de la luz, nos arrastra a las tinieblas, para encubrir nuestro pecado. Por ende ninguna relación puede tener, aquel que se ha apartado de Dios, porque Él es luz, y no hay tinieblas en Él (1era Juan 1.5). Los que andan en las tinieblas del pecado no pueden tener comunión con Él (1era Juan 1.6). Nuestros pecados nos separan de Dios (Isaías 59.1–2).
Los pecadores que no reconocen sus pecados, y por cuya dureza y rebeldía no se da una reconciliación, seguirán separados de Dios. Por lo tanto, ninguna súplica, ninguna oración, ningún post en redes sociales, tocará el corazón de Dios. Y no lo digo yo, lo dice su palabra en Efesios 2:13. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Y lo reafirma Colosenses 1:21 “Erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado”. El árbol que no da frutos es cortado, así que es uno de los peligros que corremos al estar apartados de Dios, es que prontamente Dios nos llame a su presencia, y si morimos apartados de su presencia, nos espera el gran juicio en el tribunal de Dios. Su palabra dice que el justo castigo para el pecado es la muerte (Romanos 6.23). Todos son dignos de muerte, pues todos han pecado y no han podido vivir al nivel de la justicia de Dios (Romanos 3.23). Con el fin de entender qué ofende a Dios y qué puede producir muerte, debemos entender qué es lo que Él considera pecado. Podemos pecar al participar en cosas que sean cuestionables que hagamos (vea Romanos 14.23); al actuar fuera de los parámetros de la ley (1era Juan 3.4); al participar en actividades injustas (1era Juan 5.17); o al no hacer las cosas que sabemos que debemos hacer (Santiago 4.17). Cuando medimos el pecado por el estándar de Dios, debemos concluir con Él que «no hay justo, ni aun uno» (Romanos 3.10).
Esto significa que todos hemos ofendido a Dios. Si decimos que no tenemos pecado, o que no hemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y llamamos a Dios mentiroso (1era Juan 1.8, 10). Debido a nuestros pecados, nosotros somos injusticia. No tenemos nada. Nada que podamos hacer, enmendará los pecados que hemos cometido (Efesios 2.8–9). Jesús es nuestro mediador (1era Timoteo 2.5). Jesús es el único que puede mediar entre nosotros y Dios.
¿Ustedes sabían que sino son amigos de Dios, son sus enemigos? El no tiene términos medios.
¿Te gustaría tener de enemigo a Dios?
La biblia es clara, de cuándo somos realmente sus amigos. Juan 15:14-15 dice: son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Aquí surge la gran interrogante ¿pero qué es lo que Dios nos manda? Buen punto ¿no?
Si jamás leemos la biblia, estamos condenados a ser sus enemigos, porque no podemos decir que obedecemos, lo que no conocemos. Por lo tanto si hemos creído hasta ahora que ir a una iglesia, escuchar una prédica, ayudar a los pobres, escuchar una canción cristiana de vez en cuando, eso es ser amigo de Dios, estamos equivocados. ¡No es suficiente!
Por lo tanto los hacedores de maldad son enemigos de Dios. En el Nuevo Testamento encontramos el libro de Santiago, escrito por el Apóstol Santiago, el mismo que escribió: «¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios» (Santiago 4.4).
Y nos estaremos preguntando: ¿y cuáles son las cosas del mundo?
Ojo: Los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— esto no proviene del Padre sino del mundo.
Por lo tanto, Dios hizo posible la reconciliación por medio del sacrificio de Jesús en la cruz. «Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida» (Romanos 5.10).

Síntomas de la enemistad con Dios
ü  Rebeldía
ü  Prácticas pecaminosas
Dios no se aparta de nosotros, nosotros nos apartamos de Dios: Llegaron a ser malos porque excluyeron a Dios de su pensamiento (Romanos 1.28–32).

La necesidad de la reconciliación
La necesidad de reconciliación se basa en el hecho de que Dios aborrece el pecado o las prácticas pecaminosas y la rebeldía.
Salmos 11.5 Jehová prueba al justo;
Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece.
Proverbios 6.16, 19;
Seis cosas aborrece Jehová,
Y aun siete abomina su alma:
1.    Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
2.    Las manos derramadoras de sangre inocente,
3.    El corazón que maquina pensamientos inicuos,
4.    Los pies presurosos para correr al mal,
5.    El testigo falso que habla mentiras,
6.    Y el que siembra discordia entre hermanos.

Si los hacedores de maldad continúan obstinadamente desechando Su voluntad, Él los aborrecerá a ellos también y no los amará más. Así dice Oseas 9.15 Por la perversidad de sus obras los echaré de mi casa; no los amaré más. Por lo que su ira permanece sobre los que no obedecen a Jesús y no siguen la verdad de Este. 
Así mismo Juan 3.36 dice: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Y Romanos 1.18  Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad
Romanos 2.5 Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios
Romanos 2:8;  pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia

¿Cuántos de ustedes creen que Dios es justo?
Pues bueno, la justicia de Dios impone como requisito que el pecado sea castigado. Debido a que este requisito fue cumplido por medio de la muerte de Jesús, Dios está preparado para recibir a los que obedezcan a Jesús (Hebreos 5.9).

La reconciliación por medio de la muerte de Jesús en la cruz
La reconciliación se da por medio de la muerte de Cristo Colosenses (1: 22) Ahora os ha reconciliado por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;
Dos cosas logró la humanidad por medio de la muerte de Jesús:
1) Eliminar el pecado, que se constituí en una barrera que evitaba la reconciliación.
2) Ser amigos de Dios
La parábola del Hijo Pródigo nos deja una gran enseñanza acerca de un hijo rebelde que malgastó todo lo que tenía, se alejó de casa de su padre. Pero se arrepintió, regresó a casa, reconoció su error y pidió perdón.
Esta parábola, o enseñanza, valga la redundancia ¿qué nos enseña?
Que el padre no fue al hijo; el hijo tuvo que volver al padre (Lucas 15.11–24).
Pero miren que Dios es tan bueno que dice en Apocalipsis 3:20 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.
Entonces nosotros, ¿en qué lugar debemos llevar a cabo nuestra reconciliación con Dios?
Por medio de la muerte de Jesús en la carne, Dios hizo posible la reconciliación; pero la humanidad debe encontrarse con Dios en Cristo, con el fin de ser reconciliada con Él. Repito: La reconciliación con Dios, se encuentra únicamente en Cristo; jamás se asevera que se encuentra fuera de Este. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre 1 Timoteo 2:5
Jesús ya hizo su parte, ahora es el turno de la humanidad para que pueda darse la reconciliación con Dios.

Te invito a hacer una oración de reconciliación:
Padre nuestro que estás en los cielos, por medio de Jesucristo, que está sentado a tu diestra, te pido que me perdones. No sabía que te ofendía a cada momento. No me justificaré diciendo que nadie me había enseñado. Solo sé que por tu gracia, hoy soy perdonado. Te entrego mi vida hoy, quiero caminar conforme a tu voluntad. Restaura mi vida podrida de pecado, y lléname de tu pureza. Hoy decido morir a mi vida vieja de pecado, hoy decidido vivir para ti. Revísteme como tu Santo Espíritu, revísteme con poder y autoridad, para que el temor, la tentación, ya no tengan dominio sobre mi.
Y como dijo Timoteo en el versículo 4:12 de ahora en adelante seré sé ejemplo en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Todo esto te lo pido en el nombre de nuestro Amado Señor Jesús.
Amén


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