¡UN GRAN PODER, CONLLEVA UNA GRAN RESPONSABILIDAD!


Un gran poder, conlleva una gran responsabilidad

¿Recuerdan este proverbio popularizado por los cómics de Spiderman?

Aquí los superhéroes reciban ciertos poderes con una misión: salvar al mundo, el mundo de ficción de los cómics.

El tema de hoy se basa en Mateo 25:14 donde Jesús a través de la parábola de los talentos, nos reafirma que todos tenemos un propósito, pero también los recursos (talentos) para poder cumplirlo, en la medida de nuestras capacidades y lo más importante, es que luego seremos llamados a dar cuenta de aquellos.

Mensaje:
Este pasaje inicia diciendo: Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.
A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.
Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos.
Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos.
Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.
Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.
Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos.
Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.
Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.
Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí.
Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses.
Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.
Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Reflexión

Jesús hace una analogía a un hombre que tuvo que irse de viaje, refiriéndose a sí mismo; que estando en la tierra, Jesús dijo que se adelantaría, a prepararnos moradas en la casa de su Padre, donde por cierto, hay muchas. Y encomendó, a sus discípulos, la GRAN COMISIÓN. Ir y predicar el evangelio a todas las naciones, y por generaciones ha sido transmitida a los nuevos cristianos, para que sigamos llevando la BUENA NOTICIA, hasta su regreso, junto al Padre y los ángeles. Es entonces donde cada uno de nosotros tendremos que presentarnos delante de su presencia conforme al talento o talentos que hayamos recibido. Siendo la ecuación así, a más talentos recibidos, nos demandarán más resultados y uno por uno seremos llamados.

Para comprender con mayor profundidad lo redituable de nuestra misión, es importante tener noción del valor monetario del talento de la parábola. El talento tenía un valor equivalente a 20 años de trabajo de una persona, o a aproximadamente $500,000 a la actualidad.

Ahora surge una pregunta interesante ¿ya descubrió cuántos talentos posee? o ¿cuánto ha ganado con ellos, para quién se los encomendó?

Miremos lo que dice 1 Pedro  4:11


Si alguno habla, hable conforme a la palabra de Dios; si alguno ministra, ministre conforme a la virtud que Dios suministra; para que en todas las cosas sea Dios glorificado por Jesús el Cristo, al cual es gloria e imperio para siempre jamás. Amén.



En primera instancia, el valor de cada talento es altísimo, no obstante Pedro dice pero no nos han sido entregados para presumirlos; si no para trabjarlos y ganar para los intereses del que nos los encomendó; y para su gloria, no para la nuestra.

Es esta la hora donde escogemos si queremos ser reconocidos como siervos diligentes que duplicaron y quintuplicaron los talentos,  o como aquel siervo miedoso negligente y perezoso que prefirió ocultarlo por miedo, ¿por miedo? ¿Ustedes creen? Simplemente buscó justificarse como muchos de nosotros hoy en día, y en el día del juicio; incluso Moisés en Éxodo 4:10 vemos cuando le dice:  ¡Ay,Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua, es decir: tartamudo. Pero ¿qué dijo Jehová  Moisés? (Éxodo 4:11-12)

¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.

Nunca estamos preparados para cuando Dios nos llama a servir, sigamos en ejemplo de Moisés, dejó de darle excusas y le rebeló lo que había en su corazón: quería que envíe a otro y no a el. Pero no esperemos que Jehová nos diga: bueno, no pasa nada, como no quieres, no puedes, no pasa nada. Sin duda, fue la peor decisión de Moisés, porque Jehová le dijo, entonces vayan los dos, tu y Aarón. Y Aarón solo le dio problemas. Así que además de descubrir tus talentos, mire con quién te juntas o a quién delegas para trabajarlos. Mas bien, dejemos de delegar, solo porque creemos que por poner el diezmo o la ofrenda, el deber es del pastor; de los "viejitos",  de las viudas o jubiladas desocupadas, las solteronas o divorciadas. ¡Seamos diligentes! como el profeta Isaías 6:8 y digamos: Heme aquí, envíame  mí. Y cuanto más joven mejor, sano o enfermo, con o sin titulo académico.

Ser cristiano no es ir a una iglesia a calentar un asiento. Ser cristiano es usar tus talentos para que dentro y fuera de la iglesia, 24/7 conquistes almas para el reino de los cielos.
Recuerda si no usas tu talento, aún el único que te fué dado, te será quitado, y  Dios mandará que te echen fuera de su presencia por el resto de la eternidad.

Que Dios nos de sabiduría para entender y diligencia para hacer.

¡Que Dios nos bendiga!

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